25 October 2011

Tortugas y estrellas bajo agua

La experiencia de anoche supero ampliamente mis expectativas. Fue quizás la experiencia mas interesante que he tenido en todo el año, tal vez supera aun esa noche en junio cuando estando en Port Moresby un tipo con una escopeta trato de llenarme el auto de plomo (y por ende a mí que estaba adentro- la historia esta acá) Anoche hice mi primer buceo nocturno.
Así es que al salir del trabajo y bajo una llovizna fina me fui a casa a cargar mi equipo de buceo en la camioneta y tomarme un cafecito antes de dirigirme hacia el negocio de buceo donde me encontré con otros 8 buzos avanzados para hacer lo que fue mi primera sumersión nocturna en el marco de mi sub-especialidad de buceo semi-profesional. Después de cargar todos los tanques, pesas linternas etc. en un camioncito (si hay una cantidad de equipo increíble) nos encaminamos hacia el bombardero japonés hundido a unos 10 kilómetros de Honiara. Se estaba poniendo muy oscuro cuando llegamos. Pagamos la entrada a unos negros que se relamían en anticipación pensando en las cervezas y nueces de betel que se iban a bajar esa noche con el dinero de la entrada.
Bajo los reflectores de las camionetas, sobre una mesa de madera precaria construidas con pedazos de palmeras o en la arena preparamos nuestros equipos y después nos juntamos para planear nuestra ruta (descenso rápido a 40 metros y después lento ascenso a 7 metros para la primera descompresión) Ya no llovía mas y el mar parecía un lago. En el horizonte se armaba una tormenta increíble, los relámpagos encendían el cielo pero no había una gota de viento.
Flotando en la superficie, ya dentro del agua, los 8 encendimos nuestras linternas. Mi computadora me indicaba que hacia 29 grados dentro del agua, perfecto!. Las linternas son muy poderosas y alumbraban cortando caminos de luz en el agua oscura. La visibilidad estaba muy buena. Desde la superficie se veían los rayos de luz iluninando la arena y el jardin de corales mas alla de color verdosos debido al reflejo del agua. Parecía que había una nave espacial bajo el agua. A esto se agregaban las luces mucho más débiles pero perfectamente visibles de los palitos fosforescentes que teníamos atados a nuestros tanques. Reflectores de muy baja intensidad en forma de palitos con liquido fosforescente de diferentes colores para cada uno, violeta, amarillo, naranja, rojo, azul etc. Colores para identificarnos y podernos ver en la oscuridad.

Así empezamos el descenso los 8, bien juntos, una nave espacial multicolor que desaparecía en lo profundo. De noche la vida marina cambia totalmente. Los peces que andan de día están metidos en los recovecos del barco y entre los corales durmiendo. Uno se pueda acercar muchísimo, en ocasiones hasta tocar los peces más grandes. La perspectiva cambia muchísimo comparado a una sumersión diurna. Solo se ve lo que alumbra la linterna de uno y lo que refleja los rayos de las linternas de los otros compañeros que apuntan erráticamente a lo que ellos les interesan ver.

Un grupo de 4 de nosotros bajamos a unos 35 metros y nos metimos dentro del barco, donde estaban los compartimentos de carga. Ahí apagamos todas las linternas y nos quedamos quietos flotando como en el espacio. Casi de inmediato empezamos a ver chispas, destellos de luz fosforescente que volaban por todos lados. Primero una docena, que pronto se convirtieron en cientos y después miles. Miles y miles de peces fosforescentes nos nadaban alrededor casi tocándonos. Parecía que estábamos en el espacio y había miles de estrellas amarillo verdosas que nos daban vuelta a una velocidad vertiginosa. Quedamos quietos así extasiados con el espectáculo que la naturaleza nos ofrecía. Lamentablemente 35 metros de profundidad es bastante y los niveles de nitrógeno suben rápidamente, el otro problema es que tampoco se ve la computadora y en la oscuridad absoluta uno pierde la noción de dirección. Después de unos minutos tuvimos que prender las luces para ver nuestra profundidad y acomodarnos de nuevo. Salimos por el otro lado del carguero, llegamos a los 42 metros y empezamos el ascenso. Fuimos lento, de vez en cuando tapábamos las linternas para ver los peces fosforescentes que seguían estando, pero no en los números que se veían dentro del barco.

Estando a unos 20 metros de profundidad nos topamos con una tortuga. Una tortuga marina de tamaño mediano, la primera tortuga que veo acá. No lo podía creer. La tortuga vino derecho a donde estábamos nosotros haciendo piruetas y dando el equivalente a saltos mortales en el agua. Se nos puso casi encima. Saque la mano y le acaricie el caparazón. La tortuga ni se inmuto. Mi compañero de buceo hizo lo mismo. La tortuga siguió ahí al lado nuestro, subía por arriba de nuestras cabezas y bajaba para pasar por debajo de nuestras patas de rana. Yo la agarre del caparazón y me empezó a llevar suavemente, la largue y enseguida volvió, la agarramos de vuelta y nadamos un ratito mas, después la soltamos y la seguimos mientras nadaba dando piruetas y alejándose lentamente. De pronto dio unas aletadas fuertes y desapareció en la profundidad. Una experiencia fuera de serie lo de la tortuga.
Estuvimos dando vuelta entre los 10 y 5 metros de profundidad unos 30 minutos para descomprimir bien. Ahí encontramos algunas anguilas, un pulpo y varios peces escorpión o también conocidos como pez león.

Finalmente subimos a la superficie poniendo el punto final a la noche, 61 minutos de buceo increíbles, 42.3 metros profundidad maxima, 3 barras de sobrecarga de nitrogeno en superficie. Estuve un rato flotando en la superficie del mar, haciendo plancha, viviendo la vida. Sobre mi cabeza brillaban las estrellas pero en el horizonte todavía relampagueaba de la lindo. Todo estaba en paz y silencio, las palmeras en la playa no se movian. Los otros empezaron a subir a la superficie también. Las linternas cortaban la oscuridad de la noche, iluminaban el agua. Se levantaba la nave espacial del agua y salíamos nosotros, los extraterrestres chorreando agua salada y cargando los 20 kilos de equipo en la espalda.

Anoche me costo dormir, tenia la adrenalina a flor de piel. Cuando finalmente me dormí soñé con tortugas y peces fosforescentes.

2 comments:

Anonymous said...

guau que genial experiencia, faltaba el delfin para que también te saque a pasear como la tortuga.

Rita said...

que hermosa experiencia!!!!
:)