30 May 2011

Viaje al principio del tiempo- Santa Cruz, Solomon Islands

La semana pasada la pase en literalmente el culo fin del mundo. A 10°45′S 167°0′E se encuentra un grupo de pequeñas islas llamadas las islas de Santa Cruz o más comúnmente conocidas como Temotu, territorio que corresponde a las Islas Salomon. Estas Islas fueron descubiertas por el explorador Español Álvaro de Mendaña en el año 1595. Hay solo un vuelo por semana desde Honiara a Temotu y solo Dios sabe si justo la semana que tenes que ir (o peor aun la semana que tenes que volver) el avión sale o no.
El proyecto de nutrición y otro proyecto de agua y saneamiento que World Vision esta implementando en esa zona están en sus etapas finales de la primera fase (3 años) A fin de junio van a venir a evaluarlos por lo que me pidieron que vaya a darles una mano con algunos refuerzos en entrenamiento del personal y recomendaciones de que se puede hacer para estar bien al día cuando lleguen los que harán la evaluación final para el gobierno de Australia.
Así es que luego de un largo vuelo sin sobresaltos en el DASH-8 me encontré descendiendo en la isla de Nendo donde se encuentra la capital provincial, Lata. Lata es una aldea con una población de unos 2,000 habitantes. La pista de aterrizaje es un recorte en la densa jungla tropical que hicieron con una topadora. Le han agregado coral molido para hacer el suelo mas firme, pero con el pasar de los años el pasto ha conquistado la pista de aterrizaje, ahora es basicamente un gran matorral. El avión hizo dos pases bien bajos sobre la pista antes del descenso final para espantar a los chanchos, perros, pollos y chicos que se habían adueñado de la zona asegurándose de que no haya nadie a quien atropellar.
La llegada del avión es posiblemente la ocasión mas importante de la semana para la aldea por lo que estimaría que el 85% de la población estaba parada mirando nuestro arribo, hay poco entretenimiento... Al llegar rebalsaba la terminal del aeropuerto, que consistía de una estructura con techo de palma, sin paredes y con un simple alambrado para intentar impedir el ingreso de los chanchos y perros que rondan por allí. 
Esta de mas decir que todo esta cerca en una aldea como Lata. A pocos metros del aeropuerto hay una casa de huéspedes en la cual pase mi primera noche. Muy simple pero limpia. El servicio electrico es esporádico y el clima es por supuesto calido y muy húmedo así que se hizo pesadita la noche.
La oficina de World Vision esta a unos 200 metros de la casa de huéspedes. Es una oficina nueva que instalaron en una casa que alquilaron. El jardín de atrás da al mar por lo que corre un poco mas de aire que en la casa de huéspedes donde pare. El primer día me la pase reforzando el entrenamiento en nutrición y salud materno infantil para todo el equipo que trabaja en los proyectos de nutrición y también al equipo de agua y saneamiento.

Al día siguiente bien tempranito cargamos una de las lanchas de World Vision con varios bidones de combustible, agua, algo de comida y unas pocas pertenencias personales y tomamos coraje para afrontar 6 horas de sacudidas y golpes de un océano Pacifico indomable.

Saliendo de Lata. Un barco hundido en el puerto da fe de que el mar puede ser muy peligroso cuando quiere
Nuestro destino eran las Reef. Islands, un grupo de islas pequeñas hacia el norte, hogar de los proyectos de nutrición. Lamentablemente antes de eso hay que afrontar el mencionado mar abierto duante 6 horas en una lanchita de 8 metros, que se pasa la mayor parte del tiempo en una posición de 45 grados respecto al agua estrellándose sin cesar contra las olas. Como mencione este lugar esta en el culo del mundo lejos y por ende el viaje fue una mierda tedioso. Mi traste (que no tiene demasiado “acolchado” graso) rebotaba de manera constante contra en asiento de fibra de vidrio. Las olas son enormes, como gigantes montañas azules que se te vienen encima. En estos últimos 6 años trabajando en el Pacifico Sur, he pasado muchísimas horas en lanchitas, pero nunca fui castigado tanto como en este viaje.
Durante la primera hora de viaje bordeamos la costa Oeste de la isla de Nendo. El feroz sol tropical nos cocinaba lentamente mientras el agua de mar nos regaba de sal tal pollo al horno. Al rato y para alivio temporal empezó a llover, primero lentamente y luego de manera copiosa. El agua de lluvia que al principio nos refresco y logro diluir algo de los litros de agua de mar que nos bañaban constantemente a medida que golpeábamos las olas pronto se convirtió en pequeños dardos empecinados en penetrarnos la piel. Lección: La lluvia duele... y las olas igual nos seguian bañando.
Pronto dejamos la costa atrás y nos metimos de lleno en las garras del océano Pacifico, cortando por mar abierto. Para la segunda hora no sabia como sentarme. El brazo que usaba para agarrarme del borde de la lancha lo tenia dormido. La soga que tenía alrededor de mi brazo izquierdo ya me había sacado piel del antebrazo y sufría de calambres en las piernas debido a mi patético intento de tomar el impacto de las olas mas grande con las piernas para preservar algo de sensibilidad en mi traste que ya era un solo hematoma. Mi columna… bueno, se imaginan. Estoy casi seguro que debo haber perdido por lo menos 1 centímetro de estatura por compresión vertebral en ese viaje
Para entonces lo única tierra a la vista era la forma cónica del volcán Tiinakula (foto aca a la izquierda). Es el volcán más activo que tiene las islas Salomón. Es enorme midiendo 850 metros sobre el nivel del mar, erupciona constantemente cada 45 a 60 minuto mandando piedras, lava y cenizas varios kilómetros a la redonda. Pero nosotros estábamos lejos, se veia las nubes de ceniza pero eventualmente también el volcán se perdió de vista y quedamos rodeados de mar.
El tiempo pasaba lentamente concentrado en mantenerme adentro de la lancha. Para la tercera hora hasta los otros 5 tripulantes de nuestra pequeña embarcación, nacidos y criados en esa zona, la estaban pasando mal. A todos se los veía bastante serios y apretando sus dientes colorados por años de uso de la nuez de betel frente a los fuertes impactos que agobiaban sus cuerpos. Hablar es imposible, inclusive estando uno al lado del otro. El ruido del motor chillando como cerdo al matadero junto al rugido de las olas y el viento no dejan oportunidad para charlar.

Yo ya había tomado refugio mental en otra dimensión, saludaba a las sirenas, converse un rato con mi viejo amigo Poseidón del clima y luego le sacamos el cuero al viejo chorizo de Neptuno, y me negué rotundamente a las invitaciones de la bellas Nereidas de ir con ellas a su isla secreta mostrándole mi anillo de casado y explicando que tenia trabajo que hacer en las Reef Islands. Por alguna extraña razón la canción “Ella” de la banda Tan Biónica no paraba de sonar en mi cabeza.
Mis conversaciones alucinógenas fueron abruptamente interrumpidas al divisar en el horizonte un cardumen de atún. El cardumen se iba moviendo con la corriente entre las olas gigantescas y parecía una masa de agua hirviendo. Pájaros fragatas se zambullían sobre los peces como bombarderos kamikaze, saliendo a la superficie con peces mas grandes que ellos. Una cosa un poco mas preocupante (mas aun por el estado del mar que seguía castigando la frágil embarcación) eran las múltiples aletas de tiburones que se podían divisar claramente entre el gigante cardumen de atún. Cientos de peces tomaban vuelo al mismo tiempo tratando de evitar las mandíbulas de los tiburones que estaban narcotizados en su voraz frenesí alimentario. Pronto dejamos atrás los voraces pájaros y tiburones y luego de dos horas mas divisamos tierra, nos estábamos acercando a las Reef Islands… por fin.
Arriba: Aldea de Nagdela, Abajo: Vista desde la choza que nos dieron para dormir mirando hacia el Este
Estas islas son una cosa increíble. Es como volver el reloj 500 años hacia atrás. No hay electricidad, agua de ningún tipo excepto la que se puede juntar de lluvia, prácticamente nada que sea cemento o material equivalente. La gente no tiene dinero y todo se hace por intercambio, no hay negocios establecidos. Realmente esta fuera de la orbita, tan distinto a lo que estamos habituados en nuestras vidas diarias. Me encanto! Hasta las lanchas con motor fuera de borda son raras, la mayoría de la población de mueve en canoas hechas con tronco de madera. Las islas son diminutas y todas rodeadas por unos arrecifes de coral increíbles. No se puede usar el motor de la lancha porque es muy playo por lo que hay que remar o ir empujando la lanchita con palos. Luego de cuidadosamente negociar un arrecife de coral que intentaba a toda costa rasguñar la lanchita (sin éxito) llegamos a Ngadela, una isla bien chiquita donde íbamos a pasar la noche. Tarde unos minutos en lograr ponerme de pie y caminar sin caerme en la arena. Tenia calambres y un dolor “culico” increíble. Nos dieron una pequeña choza donde dejamos algunas de nuestras cosas. A una señora de la aldea le entregamos una bolsa de 10 kilos de arroz para que nos haga de almorzar y nos tiramos bajo la sombra de un árbol a descasar un rato.
Después de comer el arroz que nos cocinaron junto con un rico pescado que la gente de la aldea nos agrego salimos para visitar el centro de salud mas grande que tiene este conjunto de islas. Eso por supuesto significo subir a la lancha otra vez y negociar los arrecifes de corales para poder salir. La marea estaba bajando rápidamente por lo que en algunas partes teníamos que bajarnos y empujar la lanchita a la vez teniendo cuidado de que los corales no nos perforen las suelas de las chancletas y por ende nuestros pies.
Después de un rato entramos en una laguna (de agua salada)

El agua allí estaba extremadamente calma, como un espejo y bien playa cuando la marea esta baja. Bordeamos la laguna hasta llegar a un bosque de manglares. El agua estaba barrosa y el olor a barro y cangrejos muy fuerte. Todavía estábamos a una  buena distancia del centro de salud cuando nos quedamos sin suficiente agua para navegar. La marea había bajado y nos dejo atascados. Tiramos ancla en el barro y dejamos la lanchita allí. Caminando con el barro a la rodilla tardamos una hora en salir del barrial y negociar las raíces de los árboles de manglar hasta lograr dar con un sendero en la jungla que dos kilómetros mas tarde nos dejo en la puerta del centro de salud.
En la foto de arriba ya terminando la caminata por los manglares, abajo: llegando al centro de salud
El centro de salud esta bastante hecho pelota. Hace 10 años que no les anda el generador. Los partos que hacen de noche los hacen con una linterna y el edificio en si esta que se cae a pedazos. Sin embargo los enfermeros trabajan duro, saben de su tema y las aldeas aledañas al centro hablan muy bien de los enfermeros. Hacen controles de natalidad, la mayoría de las mujeres tienen sus hijos en el centro de salud y los enfermeros organizan campañas de vacunación en esa isla y otras más periféricas. En general bastante mejor que otros centros de salud en los que he estado. Sin embargo imagínense lo que seria trasportar a alguien enfermo si lo tiene que hacer por el mismo camino que tuvimos que llegar nosotros debido al horario de marea baja.

Esta mujer habia dado a luz hace 3 dias y el bebe andaba con mucha fiebre.
Vista del ala de maternidad
Regresando a Ngadela la naturaleza nos regalo otro arco iris bellísimo y que la foto no logra capturar en todo su esplendor. Luego camine alrededor de la isla y saque algunas fotos de la puesta de sol.
Era interesante ver la gente caminando de una isla a la otra. Cuando llegamos al mediodía la marea estaba alta y la única manera de pasar de un lado a otro era usando una canoa. A la tardecita, con la marea baja, la gente simplemente caminaba con el agua al tobillo. Algunos pescaban con una lanza los peces que quedaban atascados entre las piedras y el agua playa. Esa noche las estrellas estaban brillando en todo su esplendor. Estando a kilómetros de cualquier luz artificial en el medio del océano Pacifico parecía que las estrellas estaban al alcance de la mano. El agua de lluvia es preciosa y solo la utilizan para tomar. No hay ríos o lagunas en estas islas, dependen totalmente de la lluvia. Por ende me di una “ducha de balde” usando agua de un pozo que hay en la aldea (no es agua dulce pero si menos salada que la del mar porque toda la capa de agua subterránea esta contaminada con agua de mar) Asi quede a medio salar, pero sin barro de manglar.
Gente camina por lo arrecifes entre isla e isla. Mas adentro en el mar la gente pesca desde sus canoas.
Este es el pozo de agua semi-salada que usa toda la isla para banarse y lavar sus ropas
Entrada la noche me dieron una esterilla entretejida de hojas de palmera como colchón, es más o menos gruesa como un cartón de caja pero me sirvió muy bien. Después que logre acomodar mi cuerpo golpeado en la posición justa caí en un sueño profundo hasta las 5:30 de la mañana siguiente. Desayunamos arroz con pescado a las 5:45 y después me dispuse a visitar el baño borde rocoso de la playa donde se hacen las necesidades. La marea alta después lava todo. Lo que si creo que no hay mejor vista en ningún baño en el mundo! Aqui las fotos. A la derecha el sitio del baño y a la izquierda la vista.
Visitamos 4 comunidades mas en diferentes islas y el otro puesto de salud que esta hacia en norte del conglomerado de islas. Por cierto mucho mas pequeño que el anterior, pero mal que mal funciona. Lamentablemente y lógicamente por problema de logística, mas que nada, le falta un montón de medicamentos básicos. En una de las aldeas paramos para dar unas charlas de nutrición y salud materno infantil a a las madres y explicarles nuestros planes para proyectos futuros. Hubo muchísimas preguntas luego de mi presentación. Luego nos tuvimos que quedar a comer mas arroz y pescado, para no quedar descorteces, digamos que hambre no pasamos. 
Comiendo en la casa del jefe de la aldea luego de dar la charla de salud (foto abajo)
Al mediodía embarcamos nuevamente para medirnos contra la furia del mar. Esta vez no estuvo tan malo el viaje. Quizás por estar mejor acostumbrado, quizás porque el clima estaba mejor y también posiblemente porque en vez de estar en el frente de la lancha me senté mas atrás, me moje muchísimo mas pero mi columna y traste me lo agradecieron.
Los otros días que estuve en Santa Cruz los pase en Nendo trabajando con el equipo de nutrición y agua y saneamiento. Visite varios proyectos de agua y saneamiento y tuvimos mas sesiones de entrenamiento con el equipo.
Así pase la semana, sintiéndome privilegiado de ser quizás uno de los pocos extranjeros que tiene la oportunidad de ver lugares tan hermosos y remotos en estas Islas Salomonicas. Espero que el trabajo que hice en esa zona ayude para que la evaluación resulte positiva así podemos seguir trabajando con la gente de las Reef Islands que son tan pobres... o seremos nosotros los pobres y ellos los ricos?
Esta última foto muestra a los muchachos que hacen el check in en el aeropuerto de Lata, próximamente vuelos internacionales desde aquí.

2 comments:

Anonymous said...

después de tanto esfuerzo, queda la satisfacción de poder ayudar a los demás y de paso conocer otros hermosos paisajes paradisíacos.

The Lewis Family said...

Great Pictures. Thanks for sharing.