Paso otro fin de semana. Este por suerte nos dio buen clima. El sábado pasamos una mañana calurosa en la Iglesia, luego por la tarde llovió un poquito lo que ayudo a aplacar el calor intenso del día, pero fue solo una llovizna y al rato estaba claro el cielo cosa que me hizo feliz porque contaba con buen clima el domingo para bucear.
El sábado a al noche una amiga de Gissy celebro su cumpleaños numero 40. El esposo nos invito a nosotros y otras dos parejas más a comer a un restaurante Japonés que pertenece a uno de los hoteles aquí en Honiara. Pasamos un buen rato con amigos charlando y comiendo primero una entrada de sushimi y luego trocitos de pollo frito en miel y salsa de soja. Después vino el plato fuerte que fue una bandeja enorme de carnes crudas (cortes vacunos, pollos y un sorteado de frutos del mar desde pescado pasando por cangrejo, calamares y pulpo) junto con otra gran fuente con una gran cantidad de vegetales para asar (zapallo, mandioca, batatas, papas)... y arroz por supuesto.
Los mozos abrieron unas tapas en la mesa y mágicamente aparecieron dos asadores medianos que quedan al raz (ras?) de la superficie de la mesa. Luego de prenderlos (eran electricos), así sentados como estábamos nos pusimos a cocinar las carnes y/o verduras disponibles de las enormes bandejas de sorteados crudos que cada uno apetecía, asandolos a la parrilla al gusto de cada cual.
Sin embargo las parrillas estas eléctricas no están preparadas para cocinar grandes porciones de alimentos (por ejemplo el bife asado que yo me estuve cocinando durante una hora y media y que igual quedo crudo) Con los pescados etc la cosa iba mas rápido. Las papas, zapallos y mandioca tardaron una eternidad. Culpa tambien de estos ponjas criados en las Islas Salomon que en vez de cortar porciones chicas de cada alimento tienen bifes de 200 gramos y papas del tamaño de mi puño. Si lo vieran sus compatriotas les dirían: いったいなんだ? (que nosotros pronunciaríamos como ittai nan da?) y el Master Chef Ponja escupirían en el piso asqueados mientras le entrega una katana al chef que corta los vegetales y las carnes del restaurante Japonés del Mendana Hotel en Honiara para que se habrá el abdomen y encuentren su honor. Si, pasa, son jodidos estos ponjas.
Igualmente hay que reconocer que son unos grandes los ponja porque aparte de pagar un fangote de guita para comer en su restaurante te tenes que cocinar la comida vos mismo! Pero estuvo divertido, la pasamos bien y por lo menos la torta de cumpleaños que trajeron ya estaba cocinada…! Acá les dejo unas fotos a modo ilustrativo porque nos olvidamos la cámara así que no sacamos ninguna foto.
Y los chicos? Los pibes quedaron al cuidado de nuestra nueva hausmeri (empleada domestica) quien se quedo en casa a cuidarlos mientras nosotros festejábamos en la alocada trasnoche de Honiara. Luego de la comida y la torta, encandilados por las luces de los carteles fluorescentes de la ciudad capital y el alumbrado publico de las amplias autopistas los faros del vehiculo ocasional que nos encontrábamos en el camino, regresamos a casa, a medida que salio el sol sobre el mar esquivando pozos, perros y borrachos a las 11:00 de la noche. Llegamos con la panza llena de sushimi, y una variedad de carnes y verduras "asadas", algunas carnes consumidas aun sangrantes, otras convertidas en carbón por la parrilla eléctrica maldita pero que luego vinieron bien para eliminar las toxinas de la fauna marina sangrante previamente ingerida.
Nos acostamos a la rebelde hora de las 11:30 (era el festejo de un cumple de 40 che, no una noche de joda veinteañera!) Un poco deprimente ya que refleja nuestra proximidad a la edad media, tal cual la cumpleañera, aunque a nosotros nos quedan unos años mas todavia para llegar a los 40.
La hausmeri nos desperto a las 6:00 del domingo para avisarnos que se iba (porque nos despierta para avisar que se va????) y a las 6:15 los pibes ya andaban dando vuelta y con ganas de comer panqueques.
Me levante a hacer panqueques, unos panqueques “especcccctaculaaaarrrrr” como dicen los chicos con chocolate, miel, bananas, coco rallado y dulce de frutilla. Estaban como para asentar la comida de la noche anterior.
A media mañana nos fuimos para la playa. Pase por el negocio de buceo y me alquile el tanque y las pesas con grandes planes para encontrarme, luego de un par de meses de inactividad en las profundidades azules y mi cuerpo abstemio de sobrecargas de nitrógeno de mis domingos habituales me moría de ganas de re-encontrarme con el mundo que amo bajo las olas.
Deje a los chicos y Gissy en la playa de las tortugas y me dirigí hacia la del Bonegi donde esta el barco hundido. Legue, tarde llegue… estaciono y el ultimo grupo de buzos estaba saliendo del agua. Pregunte pero nadie mas iba por la segunda vuelta, ya nadie más iba a bucear en la zona esa mañana y me lo perdí. Tuve que quedarme sin bucear este domingo porque no encontré compañero. Mis compañeros habituales los encontré en la playa de las tortugas, cuando volví a buscar a Gissy y os chicos, a las 10:00 de la mañana en su 5ta o 6ta cerveza del día... no daba para invitarlos a bucear. Y bueno, la próxima será y espero que podamos coordinar mejor los grupos.
Después de darme un chapuzón en el mar, cuando me disponía a empezar a hacer el fuego para el asado note que una de las ruedas de la camioneta estaba pinchada. Cuando busco la de auxilio veo que también estaba pinchada (una masa estos chóferes que tiene World Vision... que supuestamente están a cargo del mantenimiento de los vehículos) Tuve que pedirle prestada una rueda de auxilio a un amigo (que por suerte justo ese día había traído su Hilux) Que domingo genial! Pero no todo estaba perdido, el asado salio rico y estaba cocinado parejo, bien hecho. El Mathy me ayudo con el fuego mientras Gissy y Emily juntaron la mitad de los caracoles de la playa. El agua estaba hermosa y aunque la visibilidad no era buena igual pudimos nadar y disfrutar del agua, la arena y el sol fulminante.
Después de la playa volvimos a casa a bañarnos y fuimos a la fiesta de despedida de la directora de programas de World Vision Solomon Islands. Ella y su familia están regresando a Inglaterra luego de trabajar aquí dos años. Los hijos de ella son buenos amigos de los chicos así que la pasamos lindo con ellos y las otras 50 o mas personas que había en su casa. No había comida japonesa.
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