Parece que todo viene de una. Después de pasar un año relativamente tranquilo en lo que respecta al tema de asaltos en nuestra ciudad, por lo menos para nosotros; de golpe en estas dos semanas paso de todo. Después del robo que tuvieron mis amigos hace dos semanas, esta vez me toco a mi, aunque al final en realidad no me paso nada.
El lunes a la tardecita queríamos ir a hacer unas compras. Los chicos estaban medios hinchas así que al final (y por suerte) Gissy dijo que se quedaba con ellos en casa y yo me fui a comprar solo. Al salir del super me venia para casa y unas 5 cuadras antes de llegar empecé a ver una corrida de gente en ambos lados de la calle, inmediatamente empecé a bajar la velocidad y veo una lluvia de piedras que va de una multitud de gente de un lado de la ruta hacia el otro lado donde había otro grupo grande, mas corridas, de pronto aparecen algunas escopetas de doble caño y el inconfundible ruido de disparos, mas gente corriendo, algunos caen al piso. Yo parado en el freno y poniendo marcha atrás para después pisar el acelerador a fondo y salir por el costado de la calle, pasar por unas piedras y pastos y salir disparado en la otra dirección, no vaya a ser que me agujereen la camioneta! En fin, salí para el otro lado, volví a casa, no me paso nada, queda la anécdota. El revuelo ni se registro en el diario, como pasa en la mayoría de los casos acá a menos que haya mas de 5 muertos. Esta época del año siempre fue un poco mas complicada con el tema de la violencia porque en dos semanas esta el show de Morobe, donde tienen danzas tradicionales etc. (ver entrada de blog en noviembre 2006) y para eso viene mucha gente que después se queda dando vuelta en la ciudad en vez de volver a sus aldeas y se buscan camorra entre las diferentes tribus lo que nunca termina bien. Por lo menos no nos aburrimos! Como dicen aca: 'Drive fast, never stop and get someone else to open your gates' is the best survival tip you'll get in Papua New Guinea.
1 comment:
Hola Raúl!
Bueno che, cuidate mucho entonces... Además me quedé pensando en cómo Dios puede usar las cosas más cotidianas (niños alborotados) para protegernos. Nunca sabremos (hasta el cielo) de qué situaciones Dios nos salvó gracias a estos "pequeños" inconvenientes.
Un abrazo! y feliz sábado!
Post a Comment